ARCA critica la terraza que se está construyendo en el Baluard para un negocio de restauración
Denuncia la "invasiva" construcción con ladrillos de obra, que "coloniza el entorno patrimonial y afecta a la muralla"
Asegura que las intenciones "son claras": gozar de un espacio "privilegiado" para beneficio de un negocio
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ARCA, la Asociación para la Revitalización de los Centros Antiguos, ha criticado la «invasiva» construcción de una terraza, de más de 20 centímetros de altura, con ladrillos de obra, que ocupa «gran parte» del Baluard para un negocio de restauración.
La asociación explica en un comunicado que la obra «coloniza el entorno patrimonial y afecta a la muralla, demostrando desprecio, como si fuera un decorado donde colocar sus intervenciones».
Asimismo, lamenta que también se esté construyendo un cerramiento para la lámina de agua, «innecesaria y despersonalizante», y colocando unas pérgolas fijas que «harán un efecto pantalla sobre los muros». Por otro lado, asegura que las intenciones «son claras», gozar de un espacio «privilegiado» para beneficio de un negocio, «sin demostrar respeto por el propio monumento».
Desde ARCA recuerdan que la rehabilitación del Baluard se ha hecho con dinero público «para recuperar una parte de la historia y del paisaje» de la isla, por lo que consideran que «un negocio de restauración que ocupe una parte de la terraza es admisible, pero no una invasión estética que tapa y distorsiona».
También muestra su «preocupación» porque esta intervención «probablemente dificultará o impedirá a la población gozar libremente de todo el perímetro del mirador», recoge la agencia Europa Press.
En este sentido, defiende que «resulta paradójico que la normativa que regula las terrazas, prohíba los toldos y obligue a tener únicamente sombrillas y que en uno de los lugares patrimoniales por excelencia, como es el Baluard, se permita construir un chill out».
Finalmente, considera que la propuesta es «muy desafortunada y colonizadora» y si «realmente cuenta con los permisos de Patrimonio», según ARCA, «es una demostración más de la mala gestión pública y de no tener un criterio estricto con la protección del paisaje patrimonial».
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